Señalización impresa vs. digital: ¿sustitución o convivencia necesaria?

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En los últimos años, la señalización digital ha ganado un protagonismo innegable en ciudades, centros comerciales y espacios públicos. Pantallas LED de gran formato, totems interactivos y soluciones programables han transformado la manera en que se transmite información y se atrae la atención del consumidor. Sin embargo, la creciente digitalización ha llevado a cuestionar si la señalización impresa —el rótulo tradicional, las lonas, los vinilos— está condenada a desaparecer.

Desde ASERLUZ queremos plantear una reflexión técnica y profesional sobre este aparente antagonismo. ¿Debemos entender la señalización impresa como una tecnología obsoleta? ¿O estamos ante una transformación en la que ambos formatos pueden y deben convivir?

Accesibilidad y permanencia

Una de las grandes ventajas de la señalización impresa es su permanencia y bajo mantenimiento. Un rótulo correctamente diseñado e instalado no requiere electricidad ni conexiones, puede soportar condiciones ambientales extremas, y continúa cumpliendo su función durante años. Por el contrario, la señalización digital depende de la energía, de sistemas electrónicos y de un mantenimiento más exigente, lo que puede limitar su uso en determinadas ubicaciones o presupuestos.

Según un estudio de FESPA (2023), un 48% de los encuestados en Europa considera que los rótulos impresos tienen un mejor rendimiento coste-beneficio a largo plazo que los digitales, especialmente en entornos exteriores y de gran exposición.

Impacto visual vs. saturación

Los rótulos digitales permiten animaciones, cambios de mensaje dinámicos y efectos de luz que capturan la atención, pero también pueden contribuir a la saturación visual del entorno urbano. Diversas investigaciones en neurociencia cognitiva (como el estudio de Lothar Spillmann, Universidad de Freiburg) sugieren que el exceso de estímulos en movimiento puede generar fatiga visual y disminución de la retención de mensajes.

Frente a ello, los rótulos impresos —bien diseñados— ofrecen claridad, foco y un impacto duradero, especialmente cuando están integrados con la arquitectura del espacio.

Sostenibilidad

Este es uno de los argumentos más debatidos. Mientras que los sistemas LED han mejorado en eficiencia energética, la señalización digital sigue teniendo una huella de carbono significativa, tanto en consumo como en obsolescencia tecnológica. La señalización impresa, especialmente si se produce con materiales reciclables o biodegradables, puede tener una menor huella medioambiental y un ciclo de vida más fácil de gestionar.

La revista SignLink (abril 2024) subraya que más del 60% de los proyectos de señalética en entornos naturales o patrimoniales europeos siguen optando por impresión directa o sistemas sin retroiluminación, precisamente por criterios de sostenibilidad y bajo impacto ecológico.

Control del contenido y seguridad

La señalización digital ofrece ventajas evidentes: actualizaciones en tiempo real, integración con bases de datos y posibilidad de control remoto. Sin embargo, requiere infraestructuras complejas y puede verse comprometida por ciberataques o errores de programación. En cambio, el mensaje de un rótulo impreso es estable, verificable y no editable, lo cual en entornos críticos (hospitales, señalización vial, evacuación) sigue siendo una garantía de seguridad.

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