El proceso para instalar o renovar rótulos en la ciudad de Valencia se ha convertido en un verdadero “viacrucis” para muchos comerciantes y profesionales del sector. La creciente complejidad de la normativa urbanística, unida a los requisitos estéticos en determinadas zonas, ha hecho que obtener los permisos necesarios sea cada vez más difícil, generando incertidumbre y retrasos que afectan tanto a pequeños negocios como a grandes cadenas.
Una regulación necesaria, pero excesivamente rígida
La regulación de los rótulos comerciales es esencial para preservar la estética urbana y proteger el patrimonio arquitectónico de las ciudades. Sin embargo, en Valencia, las exigencias en materia de dimensiones, materiales, colores y ubicación de los rótulos han llegado a un punto que muchos consideran excesivamente restrictivo.
En algunas zonas de especial protección —como el centro histórico o barrios catalogados— los requisitos son tan estrictos que muchos negocios se ven obligados a rediseñar varias veces sus propuestas o renunciar a instalar rótulos visibles, afectando directamente a su capacidad de atraer clientes.
Consecuencias para comerciantes y rotulistas
Esta situación genera un impacto doble:
- Para los comerciantes, implica mayores costes, plazos más largos y, en ocasiones, la imposibilidad de señalizar adecuadamente su actividad.
- Para los profesionales de la rotulación, supone dificultades adicionales a la hora de diseñar propuestas que cumplan con las normativas locales, reduciendo su margen de maniobra creativa y comercial.
Además, los trámites administrativos asociados suelen ser largos y farragosos, lo que ralentiza la actividad económica en un momento en el que muchas pequeñas empresas necesitan agilidad para poder competir.
El reto: encontrar el equilibrio
Desde Aserluz, entendemos la importancia de respetar el paisaje urbano y proteger el valor arquitectónico de las ciudades, pero consideramos que este objetivo debe compatibilizarse con la necesidad de permitir una rotulación eficaz, moderna y adaptada a las necesidades comerciales.
Un rótulo es mucho más que un adorno: es una herramienta de comunicación, un elemento de identidad para el negocio y una parte integral de la vida urbana. Unas normas demasiado rígidas, lejos de embellecer la ciudad, pueden contribuir a la desertización comercial y a la pérdida de dinamismo en los barrios.
Hacia un diálogo constructivo
Apostamos por fomentar un diálogo constructivo entre administraciones, comerciantes y profesionales del sector. Es necesario revisar las normativas desde una perspectiva equilibrada, que permita proteger el patrimonio sin ahogar la actividad económica ni coartar la creatividad en la comunicación visual.
En Aserluz, seguimos comprometidos con el impulso de buenas prácticas en el sector de la rotulación y con la defensa de un modelo de ciudad vivo, atractivo y sostenible para todos.