¿MI EMPRESA SE PUEDE CERTIFICAR?

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¿Pero yo me puedo certificar? ….. con lo pequeños que somos ¿vamos a poder conseguir el certificado?….. ¿necesitamos contratar a alguien para que lleve toda la documentación que genera la ISO? …. Con lo caro que es ¿me va a resultar rentable iniciar un proyecto de este “calado”?…. Estas preguntas son habituales entre las microempresas y autónomos que necesitan o quieren certificarse de un Sistema de Gestión de la Calidad basado en Normas ISO, o lo que es peor, en muchos casos los pequeños empresarios ya dan por hecho que esto es así.

A día de hoy esto no debería ocurrir, pero la realidad es que esta es la opinión más generalizada entre los responsables de este tipo de organizaciones. Las principales razones radican en la desinformación que aún hay al respecto y el hecho de que una parte de los profesionales que conformamos el sector de la calidad, no han evolucionado al mismo ritmo de las necesidades que demanda el mercado actual. 

Hay que tener en cuenta que las grandes empresas ya llevan muchos años certificadas o con sus propios sistemas de gestión desarrollados (calidad, ambiental, salud y seguridad laboral…), y por tanto, las organizaciones que han ido certificándose en los últimos años, han sido cada vez más pequeñas y de índole más familiar, hasta llegar al día hoy, donde la gran mayoría de empresas que quieren certificarse de un sistema de gestión según normas ISO son microempresas o autónomos

En el año 2015 se actualizaron las normas ISO 9001 e ISO 14001 (las más solicitadas entre las microempresas y autónomos) y estas nuevas versiones ya vieron la luz orientadas a que este tipo de organizaciones tuviesen un mejor acceso al mundo de la calidad, pero esto debería haber ido acompañado de un trabajo acorde por parte de los profesionales del sector, adecuado y coherente al tamaño y peculiaridades de estas Empresas. Ya han pasado siete años desde entonces y, en muchos casos, seguimos igual.

Lamentablemente la maldita pandemia ha traído consigo muchos aspectos negativos, dramáticos en muchos casos, pero también nos ha dado la oportunidad de parar. “Poner el freno de mano” y observar lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor y ver que estábamos en un momento de profundo cambio, no tan solo a nivel de relaciones sociales y personales, sino también a nivel empresarial y esto, a algunos, nos hizo reflexionar y aprovechar la ocasión para analizar que es lo que realmente demandan los empresarios que están al frente de estas organizaciones.

Había que empatizar con la situación de estos profesionales, y darnos cuenta de que teníamos que cambiar la metodología de trabajo, las tarifas, la financiación que se les puede ofrecer a estas empresas por parte de las consultoras, ofrecerles un mayor soporte técnico que les facilite la implantación de los diferentes sistemas de gestión, simplificar los procesos y, sobre todo, teníamos que evolucionar para poder atender sus verdaderas necesidades y así facilitarles un mejor acceso al mundo de la calidad. 

Otro aspecto fundamental es la utilización de las nuevas tecnologías. Estas permiten ahorrar tiempo, sustituir los farragosos archivadores llenos de documentos (en muchos casos innecesarios) por aplicativos informáticos. En nuestro caso, ponemos a disposición de nuestros clientes, nuestro propio ERP donde quedarán registrados todos sus procesos, registros, etc…. y a los cuales tendrá acceso tanto el empresario, quién podrá ir trabajando a ratos libres, como nuestro departamento de soporte técnico, que realizaría parte del trabajo para que el autónomo o gerente de la Empresa disponga de ese tiempo tan necesario para desarrollar su actividad.

En definitiva, hay fórmulas para que el tejido empresarial que conforman las microempresas y los autónomos de este país aumenten su competitividad a través de la calidad sin que esto suponga un obstáculo en su día a día ni en su economía. Se pueden y se deben hacer “trajes a medida” con la implantación de los Sistemas de gestión, y las consultoras debemos tener la obligación de entender, atender y ayudar a potenciar a estas empresas. 

No es baladí decir que cuanto más competitivas son estas organizaciones empresariales, más consistente es la economía del país. No olvidemos que alrededor del 90% de las empresas españolas son microempresas y autónomos y la calidad bien aplicada es una de las vías para aumentar esta competitividad. 

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