Desde su modesto comienzo como un anuncio inmobiliario en las colinas de Los Ángeles hace un siglo, el Rótulo de Hollywood ha evolucionado para convertirse en un emblema ineludible no solo de la ciudad, sino también de la industria del entretenimiento y los sueños que ofrece. La historia tras esta estructura icónica revela no solo el devenir del cartel, sino también la tenacidad de aquellos que lucharon por preservar su legado.

En sus primeros días, este rótulo no preveía su longevidad. Concebido como parte de una estrategia de marketing para promover el exclusivo desarrollo inmobiliario conocido como «Hollywoodland», sus creadores no anticiparon su impacto perdurable. Diseñado por John D. Roche, el cartel originalmente no presentaba la inscripción «Hollywood», sino que destacaba el nombre de la promoción sobre la colina del monte Lee, «Hollywoodland». Fue creado utilizando materiales sencillos como madera, chapa y unas tres mil bombillas para iluminar por las noches, unas letras de más de quince metros de altura, nueve de anchura y que se extendían a lo largo de cien metros.

A pesar de su intención inicial de existir durante solo un año y medio, este cartel resistió el paso del tiempo, convirtiéndose en un ícono que superó su propósito original. Sin embargo, sufre los embates del deterioro, especialmente en la década de los 40, cuando los costos de mantenimiento se volvieron insostenibles y una de las letras colapsó.

Fue en ese momento cuando la Cámara de Comercio de Los Ángeles decidió intervenir, asumiendo la propiedad del cartel por un módico dólar, eliminando las letras «land» y vinculando simbólicamente el rótulo con la ciudad. Esta acción no solo redujo los costos de mantenimiento, sino que también allanó el camino para su reconocimiento como Monumento Histórico-Cultural en 1973.

A lo largo de los años, el Rótulo de Hollywood enfrentó diversas amenazas, incluida una propuesta inmobiliaria en 2010 que ponía en peligro su legado. En respuesta, el Trust for Public Land, una organización sin fines de lucro, se movilizó para recaudar fondos y evitar la construcción que hubiera obstruido parcialmente las letras. A pesar de los obstáculos financieros, la organización logró reunir una cantidad significativa para comprar las tierras adyacentes, y Hugh Hefner, fundador de Playboy, contribuyó generosamente a esta causa.

Esta lucha por preservar el Rótulo de Hollywood destaca su importancia como un símbolo cultural arraigado en los corazones de personas de todo el mundo. Más allá de ser un simple cartel, representa los sueños y aspiraciones de millones, convirtiéndose en un testimonio perdurable de la resistencia y la dedicación para proteger un legado invaluable.