La preservación y ampliación de los emblemáticos rótulos de cerámica en las calles de Madrid, elementos distintivos del casco antiguo de la ciudad, cuentan con un respaldo económico de 100.000 euros asignados por el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad. Este esfuerzo se enfoca en mantener y extender estas piezas únicas a barrios céntricos tales como Universidad o Justicia, reafirmando así su valor como íconos de la identidad madrileña.

Esta propuesta surge en el contexto de la aprobación de una Escuela de Artes y Oficios en febrero, con el objetivo de asegurar la continuidad generacional de oficios tradicionales, entre ellos el de ceramista, actualmente en riesgo de extinción.

Estos rótulos de cerámica están presentes en más de 300 calles del casco histórico y que, a pesar de ser un elemento cotidiano para los locales, capturan la atención de los visitantes por su singularidad.

Estas placas no son meramente decorativas sino auténticas obras de arte, cada una pintada a mano de manera artesanal, convirtiéndolas en únicas. La tradición fue continuada por Alfredo Ruiz de Luna, parte de una reconocida familia de ceramistas, quien en 1992, bajo la alcaldía de José María Álvarez del Manzano, ganó el concurso para la creación de estos rótulos, tarea previamente encomendada a la Escuela de Cerámica de Moncloa.

La influencia de la familia Ruiz de Luna se extiende más allá de los rótulos callejeros, adornando lugares emblemáticos como la plaza de toros de las Ventas y diversos establecimientos de hostelería, e incluso alcanzando ciudades estadounidenses como Nueva Orleans, donde placas cerámicas recuerdan la herencia española de la región.